Los gametos más grandes (le) hacen bien (a) la ciencia y la tecnología
En biología,
el sexo se define según el tamaño de los gametos. Así, entre las mujeres
prevalece el sexo femenino (gametos más grandes) y entre los hombres el sexo
masculino (gametos más pequeños). En el caso humano, los óvulos son unas 40
veces más grandes que los espermatozoides. El género, por otro lado, es un
constructo socio-cultural que asocia características y roles a personas de sexo
femenino y masculino.
¿Resulta todo
esto en diferencias cognitivas significativas entre personas de sexo y/o género
femenino y masculino? Sí, hay diferencias pero las mismas son plásticas y la
variabilidad intra-grupo es igual o mayor a la diferencia inter-grupos. Ahora,
en promedio, las personas de gametos grandes suelen presentar un pensamiento
contextual, multifocal y en red muy apropiado para problemas complejos. En
tanto que las personas de gametos pequeños suelen presentar un pensamiento
lineal, focalizado y metódico muy apropiado para el análisis de sistemas. Por
supuesto, no todas las mujeres son
contextuales, multifocales y en red. También las hay lineales,
focalizadas y metódicas. Tampoco los hombres son sólo lineales, focalizados y
metódicos. Por otra parte, ambos tipos de pensamientos son necesarios para
hacer ciencia y tecnología y los mismos suelen co-existir en un mismo individuo
en distintos momentos y circunstancias.
Entonces,
¿por qué hay sólo un 30% de mujeres investigadoras en el mundo?, ¿hay razones
sexuales o culturales? Los estudios sugieren que el sesgo es cultural. Por un
lado, la incorporación de mujeres a la academia es un fenómeno nuevo, digamos
de los últimos 150 años y masivamente sólo en las últimas décadas. Por otro
lado, persisten en nuestra sociedad sesgos y patrones de antaño. Por ejemplo,
las imágenes de científicos son persistente y frecuentemente de hombres y por lo
tanto se hace más difícil para las niñas identificarse con esas imágenes cuando
aparece la pregunta “¿qué voy a ser cuando grande?”. Algo similar ocurre cuando
las mujeres/hombres se desenvuelven en medios predominantemente
masculinos/femeninos resultando en una falta del necesario sentido de
pertenencia. La conciliación de la vida profesional o académica con la vida
privada también suele constituir una barrera. Esta barrera es evidente en el
caso de las mujeres que paren a los hijos pero también para hombres jóvenes y
modernos que quieren ser parte del cuidado de sus familias.
Y si todo
esto, por las razones que sea, es así, ¿por qué preocuparse de incluir más
mujeres en la ciencia y la tecnología o la política o las fuerzas armadas o lo
que sea? Más allá de los argumentos de justicia y temporalidad, se me ocurren
al menos dos razones. Primero, parece absurdo e ineficiente despreciar el
potencial pensante y creativo de poco más del 50% de la humanidad. Segundo y
más importante, los desafíos de la humanidad con todas sus personas y paisajes
requieren de diversidad e inteligencia de todos los tipos para enfrentarlos.
Incorporar a poco más de 50% de la humanidad nos hace más inteligentes y más
resilientes frente a los cambios, incluyendo el cambio climático. En el CR2
somos diversos y con una cantidad similar de personas de mega y microgametos.
NB. Este texto se basa en una presentación que hice invitada por CONICYT en el contexto de las actividades para promover medidas de equidad de género en ciencia y tecnología.
Enlace recomendado: http://www.uis.unesco.org/_LAYOUTS/UNESCO/women-in-science/index.html#!lang=EN